Tomando
el título del libro de Héctor Bohórquez Ortiz “Docentes extraordinarios”, donde
se destaca la dimensión pedagógica del docente y la vocación propia y oblativa
del formador de generaciones a partir de su testimonio de vida, amor y locura al
magisterio, es bueno reflexionar sobre el rol del Docente en estos tiempos de
pandemia mundial.
En función del enfoque y modelo de educación, los
maestros del Sistema Educativo Plurinacional se caracterizan por desarrollar su
formación profesional bajo el perfil asentado en cuatro pilares fundamentales: la formación
Pedagógica-didáctica, la formación en la especialidad; la formación en
producción de conocimientos y la formación filosófica, estos pilares que son trabajados en la formación de
maestros son fundamentos que sostienen la vocación docente, sin embargo,
existen otros elementos que llaman fuertemente la atención de quienes
subvaloran el rol de los maestros, especialmente para el contexto de estos tiempos.
Surge una pregunta, un desafío para este
momento histórico educativo ¿Están preparados los docentes para el cambio a la
educación digital?
Una primera
impresión, nos lleva a pensar que, la docencia en nuestro país no está
preparada para el cambio de la educación presencial a la educación virtual, debido
a las condiciones políticas, sociales y económicas que rigen y que existen en
los diversos aspectos que imposibilitan a nuestros docentes el desarrollar
plenamente dicha educación.
Existen una
gran cantidad de docentes que están capacitados desde el desarrollo profesional
docente, en sus especialidades y en las estrategias didácticas y metodológicas que
lograron superar desde su realidad, los inconvenientes económicos, sociales y
políticos a una constante formación en diversas ramas y en especial adecuarse a
los desafíos tecnológicos para la educación.
Al no
existir, en este momento, políticas educativas a nivel de Estado e Institucional
(Unidades Educativas y Universidades) la tarea docente no se detuvo y los
docentes han afrontado valientemente la realidad que vive nuestra sociedad
boliviana, fortaleciéndose desde su vocación de maestro en las potencialidades
tecnológicas, psicopedagógicas y metodológicas de la práctica educativa, en
beneficio de sus estudiantes; esa utopía necesaria que necesitan hoy los
educandos, como dice Jacques Delors esta siendo satisfecha con el trabajo de
los profesores con un relativo y gran esfuerzo que busca cambiar la precaria realidad
educativa de nuestros niños y jóvenes de estos últimos años.
Por eso, este es el tiempo
y momento de los docentes. Al asumir la insípida tecnología con una alta carga
académica burocrática y aulas con grupos numerosos, se han enfrentado y
demostrado, con una formación básica, al reto de continuar el trabajo educativo
desde una educación remota, virtual o a larga distancia como quiera llamarse o
desempeñarse. Abordaron el manejo de las estrategias tecnológicas virtuales con
compromiso y creatividad en un constante esfuerzo y aprendizaje docente el acceso
a las plataformas informáticas y en algunos casos con gran sobriedad,
dedicación e innovación para mantener la motivación a estudiar de sus
estudiantes, desde el uso simple del WhatsApp hasta el dominio de aplicaciones
complejas, que el docente hace sucumbir ante su gran fuerza de superación y
mejoramiento profesional.
Por esta situación
educativa que pasa el docente, es el mejor momento de la condición de docente
extraordinario, habiendo superado la brecha digital afrontando este nuevo reto, con
aciertos y desaciertos iniciando un cambio en la educación, involucrándose con
estas nuevas herramientas que nos da la tecnología de manera positiva; la
educación digital es un gran apoyo a la educación presencial, remota y virtual,
que desde su buen uso será de gran beneficio para los estudiantes y la
población en general.
El trabajo del docente,
urgente para este tiempo y momento educativo, es el de habituarse al reto de la
virtualización, que llegó de repente y sin tiempo de prepararse para afrontar
ni acordar con los estudiantes la forma de realizar el aprendizaje mutuo a través
de estas herramientas remotas, virtuales y digitales, lo pedagógico requiere de
mayor interés dentro de lo importante, partiendo de ese choque para algunos
docentes que llega a ser la virtualidad y el uso de las herramientas
tecnológicas.
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